lunes, 26 de octubre de 2009

Salón de la Piscina (Barcelona 2009)

El Salón de la Piscina de Barcelona que ha tenido lugar la semana pasada en el recinto de Gran Vía de Barcelona ha servido para poner sobre el tapete algunas realidades que, aunque ya las conocemos, vale la pena destacarlas:
  • El sector está en crisis. Sólo hace falta ver lo que hay y compararlo con lo que hubo. Es lógico y hay que felicitar a todos los que se aventuran a gastar parte de su tiempo y mucho de su dinero en promocionar sus marcas, empresas y productos en una época tan imprevisible.
  • La presencia de empresas extranjeras es notable. Parece que fuera no están tan mal como aquí. Esto es doblemente significativo si atendemos a la obviedad de que para "ellos", acudir a este certamen resulta bastante más caro que para "nosotros".
  • En cualquier caso, el nivel de algunas de nuestras empresas españolas es sobresaliente y merece ser destacado.
  • Importantes novedades en iluminación, seguridad y accesibilidad para todo tipo de piscinas. 
  • Muchas de las empresas entrevistadas en el Salón acuden con el único objetivo de vender. Comprar mejor, y la feria es un buen lugar para localizar nuevos proveedores, es tan beneficioso para la empresa como la venta.
  • Respecto a la zeolita, la mayoría de empresas entrevistadas en la feria conoce el producto y lo aprecia muy positivamente. 
  • El principal argumento para el uso de la zeolita en las empresas extranjeras es el ecológico. Produce una maravillosa impresión la filtración de piscinas mediante la combinación de zeolitas y vegetación. En este sentido, nos llevan una innegable ventaja.
  • La novedad en el apartado de materiales filtrantes proviene del vidrio reciclado. Hay gran variedad de fabricantes de diversos orígenes y todavía no está muy claro que este producto cumpla todas las promesas que hace. Algunos de estos materiales están en pleno desarrollo y seguro que en el futuro ocuparán un espacio en el mercado nada despreciable. Habra que esperar y ver.
Cuéntanos tu versión de la feria. Lo que más te ha gustado y lo que menos. Lo que más te ha llamado la atención. Lo que quieras. Este es el lugar para compartir experiencia y conocimiento.

Un saludo.

lunes, 7 de septiembre de 2009

La historia de Negrita


Cuando era pequeño había tenido algún perro. No duraron mucho y a duras penas pude considerarlos míos. Después de casarme renuncié a ello ya que a mi mujer no le gustaban. Mis hijos han pasado por varias etapas de insistente asedio pero también habían acabado por darse por vencidos. Ayer, cambió nuestra suerte. Volvía hacía casa con mi coche nuevo del día anterior acompañado de mi hijo Artur, de 15 años y un amigo suyo. Al pasar por en medio de una urbanización, una preciosa perrita de varias razas salió de detrás de un vehículo aparcado y se metió debajo de mi flamante buga. Le pegué un golpe bastante fuerte y mi primera sensación fue que la cosa no iba a tener remedio. La dueña del perro, una señora de casi 90 años, no alentó en mí demasiadas esperanzas cuando se lanzó sobre la ventanilla gritando como una posesa que le había matado a la perra. Fracasé en mis intentos de calmar a la señora, dejé a mi hijo y a su amigo dentro del coche y me fui a recoger al animal herido pensando para mis adentros cual sería el número de la recogida de animales muertos. La perrita todavía alentaba. Se nos unieron el marido de la señora y un par de amigos suyos y la sensación era de total desánimo. A mis 44 años yo era, con diferencia, el benjamín del grupo por lo que decidí tomar la iniciativa y llamar al 112. Me dijeron que si necesitaba un veterinario debía llamar al 012 pero en el ínterin, el dueño de la perrita ya había buscado y encontrado el número de un veterinario de la población al que llamé enseguida. Me dijeron que estaban de guardia y que podía llevar al animal y, tras envolver a "Negrita" en una manta y con la compañía de su dueño, Pepe, nos fuimos hacia el pueblo a ver qué se podía hacer. En el veterinario tuvimos que esperar 10 minutos a que otro perro, un verdadero mastodonte, saliera de la consulta con una pata vendada. Si llego a chocar con aquel animal nos salimos de la carretera seguro. Al poco Negrita ya estaba encima de una mesa iluminada mostrándonos todos sus desperfectos. Y resulta que, a simple vista, no eran tantos. Había perdido un diente, sangraba por la nariz, tenía un par de costillas rotas y tenía alguna lesión lumbar que no le permitía ponerse de pie. Estaba en estado de shock y casi no se quejaba. Las primeras radiografías evidenciaron que, efectivamente, Negrita moriría de cualquier cosa menos de aquel accidente y ya nos quedamos todos bastante más contentos. Sin embargo, tuvo que quedarse ingresada y Pepe y yo, que ya éramos algo así como viejos conocidos, quedamos en vernos al día siguiente en el mismo sitio para interesarnos por la salud del animal. A todo esto, Pepe ya me había ido contando que, tanto su mujer como él, habían decidido deshacerse del animal. Era demasiado grande para ellos que lo adquirieron de recién nacido y creían que no iba a crecer nunca. Este primer intento no surtió un gran efecto en mí ya que también me hallaba un poco conmocionado. El segundo intento tuvo lugar al día siguiente por la mañana cuando Pepe me comentó que había decidido decirle a la doctora que si el animal no podía recuperarse rápidamente lo mejor sería ponerle una inyección y acabar con su sufrimiento. No son mala gente, más bien todo lo contrario. Son gente mayor, muy mayor, y poco preparados para atender el cúmulo de problemas que el animal estaba amenazando con provocarles. Tampoco aquí estuve muy rápido de reflejos, lo reconozco. A la tercera fue la vencida. ¿Por qué no te lo quedas tú? me descerrajó Pepe el mismo día a las 6 de la tarde. Habíamos coincidido tanto por la mañana como por la tarde. No sé yo si no estaban al acecho esperando mi llegada a la consulta. Varias veces había valorado ya semejante posibilidad pero no me había atrevido a formularla en voz alta. A Marta no le gustan los perros. Nunca le han gustado. ¿Habría una posibilidad? ¿Valía la pena, siquiera, intentarlo? Le dije a Pepe que a mí me gustaría y a mis hijos también pero que había un pequeño problemilla. El insistió e insistió hasta arrancarme la promesa de intentarlo y así lo hice. Aproveché que mi hija no estaba en casa para reunirme con mi hijo y mi mujer y hacerles mi proposición. Al quitar a mi hija de la ecuación me ahorré el problema de hacerle una oferta irresistible y después tener que aguantar su decepción si la negociación no arribaba a buen puerto. Sin embargo, mis dotes de persuasión no han hecho sino mejorar con el tiempo y tras media hora de sosegada y adulta conversación aderezada con muchas promesas de difícil cumplimiento, conseguí el anhelado permiso. Mañana iremos todos a ver a Negrita por la mañana y, con suerte, por la tarde podrían darle el alta. Estará muchos días tirada en una manta porque no puede caminar hasta que sane su lesión en la cadera y ya sé que nunca podrá tener descendencia pero la idea de criar a un animalillo al que he estado a punto de matar de forma involuntaria, junto con la alegría desbordada de mis hijos, me parecen buenos motivos para la esperanza. Ya os iré contando cómo evoluciona este tema y más cosas que se me ocurran y me apetezca compartir con vosotros.
¡Oye, que yo he entrado en el blog para preguntar una cosa sobre la zeolita!
Pues pregunta hombre, que para eso estamos. Sobre la zeolita o sobre lo que quieras.